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Celebrar (con los peques) los 200 años del Museo del Prado

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Los museos no son, por lo general, un territorio especialmente “amigable” para los niños pequeños. Si bien es cierto que hay muchos centros que atraen a este público tan exigente con actividades divertidas y espacios excitantes, las pinacotecas clásicas exigen un nivel de recogimiento y concentración que hacen poco compatible la atención y gusto de los más pequeños.

El Prado, el museo más importante de nuestro país, que cumplirá su 200 aniversario el año que viene (y cuyos actos de celebración arrancan el próximo 19 de noviembre con la exposición Museo del Prado 1819-2019), bien puede situarse entre ese grupo de museos a los que a priori es difícil acudir con enanos. A pesar de todo, yo me he atrevido. Tenía muchas ganas de reencontrarme con este museo, y sobre todo, hacerlo por primera vez con ellos. Os cuento mi experiencia y os doy algunos consejos aquí:

Ya sabéis, si habéis leído mis posts más recientes, que mis peques tienen 7 y 5. Cada niño tiene su carácter, eso es verdad, pero en general, las edades comprendidas entre los 2 años (que ya caminan, sino corretean) y los 6 ó 7 exigen unas dosis de paciencia extra para llevar a sitios y conducirse, en general, con niños. Así el panorama, afronté mi visita al Prado bajo estas tres premisas:

Documéntalos y plantéalo como una aventura

Busca alguna excusa para hacer especial, única y exótica la visita al museo. En mi caso, aproveché que una de las lecturas recientes de mi hijo, el mayor, había sido “Enigma en el Prado”, de la serie del ratón detective Gerónimo Stilton (editorial Destino), así que iba con curiosidad a la excursión. De hecho, no se quedó tranquilo hasta que no presenciamos el “Quitasol” de Goya, una de las obras que aparece en el libro.

Puedes hacerte con algún libro que les explique, previamente, lo que es el museo del Prado, en qué consiste y que van a ver allí, como por ejemplo: Pequeña historia del Museo del Prado (pequeñas historias), de Jaime García Padrino, Lucía Solana y Pilarín Bayés de Luna, Editorial Mediterránea, o Los niños del Prado (museo mágico), de Miguel Ángel Pacheco, Sílex Ediciones.

Una vez se hayan empapado un poco del tema, les resultará tentador buscar las obras que ya conocen, conocer la historia que hay detrás de muchas de ellas o alguna anécdota histórica divertida o incluso espeluznante, porqué no.

 

Libro de Gerónimo Stilton dedicado al Prado

Libro de Gerónimo Stilton dedicado al Prado

 

"El quitasol", de Goya, protagonista del libro de Gerónimo Stilton

“El quitasol”, de Goya, protagonista del libro de Gerónimo Stilton

 

En esta labor, también os ayudará bastante ver con ellos las audioguías infantiles que el Prado tiene accesibles desde su web. Hay ocho obras seleccionadas, como La fragua del Vulcano, de Velázquez, La familia de Carlos IV, de Goya, Las Meninas, de Velázquez, o El Jardín de las Delicias, del Bosco, cuya historia se explica brevemente con anécdotas sencillas y ayudan a situar la obra en su contexto histórico.

Puedes consultar estos vídeos antes de ir al museo o, como en mi caso, que los descubrimos a posteriori pero que les ayudó a entender todo lo que habían visto durante la intensa mañana.

 

Sé selectivo, no aguantarán más de una hora

El museo del Prado es una de las pinacotecas más valiosas del mundo y se dice que concentra el mayor número de obras maestras por metro cuadrado. La perspectiva es abrumadora e inabarcable, máxime si la visita es con niños. Tened en cuenta otro detalle: mi hijo el pequeño, por ejemplo, dio por finalizada la visita al término de una hora escasa. Ya estaba cansado de tanto cuadro, tanta sala… y hasta ahí llegó.

Así que no os compliquéis. En la web del propio museo, hay itinerarios diseñados para hacer la visita en una, dos y tres horas y ver los 15, 30 ó 54 “imprescindibles”. Con niños, hay que ser mucho más selectivos.

En mi caso, cogimos directamente el plano que entregan en la entrada, revisamos las 54 obras maestras que hay seleccionadas (de las que se detalla en qué sala están) y les pregunté a ellos directamente qué queremos ver, previa sugerencia mía de algunas, claro: “Mirad, vamos a ver la maja desnuda y la vestida, de Goya, os va a gustar; El Jardín del Bosco, a ver qué os llama la atención; Las Meninas, veréis qué impresionante…” Y con la excusa de ir buscando cada una de las obras maestras, emprendimos nuestro recorrido por el museo entre caótico y ordenado al mismo tiempo.

Además, observaréis que muchas veces lejos de llamarles la atención la obra maestra de rigor, se extasían ante un pequeño lienzo de animales, por ejemplo, porque les gusta el perrito o león fiero que ven, o un bodegón menor porque examinan con detalle cada fruta o animal de caza que ven. Así también están descubriendo el arte, por supuesto.

 

Las 54 obras imprescindibles que expone el folleto del Prado

Las 54 obras imprescindibles que expone el folleto del Prado

 

Evita los días y los momentos de aglomeraciones

Por último, y quizá esto suene a obviedad, hay que tratar de ver el museo lo más tranquilo posible, evitando las hordas de visitantes. Aprovechad las primeras horas del día, los días entre semana a primera hora de la tarde (ahora en septiembre, que hay horario reducido en los coles) o última, si los peques aguantan… En nuestro caso, echamos mano del último lunes de vacaciones y como imagináis no tuvimos que hacer ni una sola cola.

 

Llegando la pinacoteca...

Llegando la pinacoteca…

 

... y emprendiendo la visita

… y emprendiendo la visita

 

 

 

 


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